Camino al trabajo y me duermo,
llego a la puerta de la redacción y
me siento ante una mesa llena de papeles
y montones de cosas por hacer.
Suena la campana y me empapo de la prensa
languidecida por la escasa información del día.
Cambio de canal y escribo,
llamo, contesto y pienso
que es el primer lunes después del período vacacional.
Me sobrecojo a las nueve de la mañana,
hora de cumplir con los quehaceres adúlteros.
Despierto de un dulce sueño.
Joana Abrines, 2008
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